Viajeros del Alma

Destino, Alma y Consciencia

La vida puede tomarte por sorpresa y de pronto comienzas a darte cuenta de que estás viviendo. Extraña paradoja quizá este comentario mío, pero absoluta y sensata realidad de la que rara vez tomamos consciencia, sencillamente porque vivimos como respiramos: sin pensarlo, sólo dejamos que suceda. Es más, ni siquiera formamos parte de ese acto espontáneo porque la mayoría de las veces somos vivientes sin aparente consciencia. Cuando por fin, en uno de esos instantes inspirados que tantas veces deseamos tener nos descubrimos viviendo en la limitación y el condicionamiento, puede que sobrevenga un estado de angustia, de stress, de absoluto desconcierto o de miedo profundo porque el contraste de la vida está dado por la muerte y -aunque nos enteramos de ella psicológicamente hablando alrededor de los 8 o 9 años- sólo nos hemos aceptado como interminables, infinitos e irreemplazables, porque damos por sentado que quienes se mueren son los otros.
Y así nacen las preguntas filosóficas, que parecen sostener en la duda una posible salida a la cuestión –tarde o temprano-. Surge entonces la noción de tiempo, tomada de la mano de la angustia y la sensación de que se acaba, de que es poco, de que no llegaremos a nuestras metas y lo que es peor: que no podremos desapegar del pasado que nos condiciona, porque somos sólo hechos de recortes del pasado mirando hacia el futuro y pasándonos por alto a nosotros mismos.
-¿Hay un tiempo realmente? ¿O existen varios tiempos a la vez para darnos diversas oportunidades de atravesar los muros de la mente que nos retiene en aparentes realidades? ¿Será que el destino existe y entonces estamos condenados a repasar una historia que en algún sitio, mente o cúmulo de energía ya sucedió? ¿Es posible que tantos hombres y mujeres que atravesaron los eventos del pasado y aún los del presente hayan podido tener y aún seguir poseyendo la capacidad de observar sucesos que aún no acontecen pero que en alguna parte, sonido, materia o memoria del cosmos se encuentra registrado?
Algunas certezas están a nuestro alcance: estamos aquí lo cual quiere decir que hemos nacido; es decir: hemos sido dados a luz por nuestras madres luego de un proceso de gestación, que ha seguido un patrón matemático, biológico, geométrico, físico, químico y sonoro. Nos han dado un nombre, bajo las condiciones que fuesen y nos registraron con una fecha de nacimiento. Todo esto nos codifica, nos encuadra en una combinación de ejes o coordenadas que establecen un tiempo y espacio de origen. Todos los datos que nos definen desde una célula de la piel hasta nuestros documentos de identidad tienen algo en común: -¡Números!
Luego… Si todo en nosotros puede codificarse en números y somos parte de un contexto planetario que sigue patrones de origen y desarrollo geométricos así como perfectos, ¿Por qué como humanos podríamos suponer que estamos eximidos de cierto determinismo universal?
Tenemos grandes ventajas operativas a diferencia de otras especies que habitan el planeta (al menos eso es lo que suponemos hasta hoy) para sacar provecho de la sabiduría que encierra el misterio de la vida basadas en las funciones de la mente con su aparato psicológico; las destrezas en materia de análisis numéricos y la capacidad de plantear a partir de la premisa “solo se que nada se” que la sabiduría radica en averiguar quiénes somos.
La Psiconumerosofía. Disciplina que imparto y practico, abarca estas tres áreas de análisis aunándolas en una herramienta de trabajo tanto personal como profesional, para tomar consciencia de que nada es casual y que todo responde a un destino como individuos, como sociedad, como especie y como experiencia planetaria.
Somos en esencia una armonía perfecta e ilimitada manifestada en un cuerpo físico que condiciona la expansión del Alma hasta que comprendemos el por qué y el para qué del destino de nuestro viaje en la Tierra.
Con Amor y Gratitud,
Graciela Khristael




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