El Juicio del Alma.

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Despertando poco a poco.


              
   Recorriendo el parque de la casa encontré un lugar apropiado para organizar un encuentro entre ese fragmento de tierra y la parte de mí con sus memorias que pronto se mudará de este lugar; pequeño espacio en un cruce de líneas electromagnéticas en el que situé unas piedras, un recipiente con agua más algunos almohadones para que junto a la gatita y a la perrita, nos sentáramos un rato a descansar a la vez que tener la oportunidad de saludar, agradecer tanto como solicitar a este mapa de información que nos reúne, que ya soltásemos los lazos de antiguos nudos para comenzar en el andar de otros caminos, a la vez que dejarles a quienes pronto vivirán en este lugar, el espacio adecuadamente libre para sus tiempos por venir. Decidí grabar esos minutos aprovechando la practicidad de la telefonía móvil sin imaginar la gran sorpresa que tendría al reproducir lo filmado, cuando al hacerlo comprobé que mencionaba una fecha completamente distinta a la del calendario del día, remitiéndome a tres años atrás; un acto fallido quizá para muchos.
  Busqué anotaciones de entonces encontrando unas en las que respondían puntualmente a la pregunta que me hacía acerca de cuándo estaría cumplido el tiempo de permanencia en esta casa, cuya contestación registraba: -“Dentro de tres años.” No hablaba específicamente de mudanza sino de cierre de un proceso histórico, el que sólo he podido comprender a partir de entender que mutar es una profunda transformación, algo que sucede cuando todos los nudos que nos atan a datos de un campo de información determinado, son liberados a partir de una redención, del pago de una cuenta pendiente, de la eximición de una deuda que no acaba, de la liberación de otro para recibir el regalo de la propia libertad, de la reparación de esas memorias de cualquier tiempo, convertidas en conflictos que perduran, manteniendo heridas sin sanar.


-¿Se puede ir hacia una observación más inocente?
-Más que ir hacia lo que fue en el inicio quizá podamos ser constancia de que es factible la continuidad de la inocencia, si soltamos los prejuicios al tiempo que lo hacemos también con los conocimientos adquiridos al menos por un instante.
-Ayúdame a discernir esto con mejor claridad aunque ya he comprendido que las explicaciones las tengo que buscar yo misma.
-De acuerdo. Cuando estudiamos memorizamos conceptos de toda especie como fechas, nombres de personas, marcas, ciudades, ingredientes, porcentajes, conclusiones, teorías, métodos, estadísticas, eventos, dogmas, imágenes sin omitir algo que siempre me fastidia de los estudios, como son las indeseables así como interminables subdivisiones de los temas, hasta generarse en nuestra mente una interminable red de conceptos que nos hacen asimilarnos más a un dispositivo para almacenamiento de datos con su sistema operativo, que a un ser humano libre experimentando la vida.
-¿Estamos destinados a ser sólo dispositivos para cargar datos o podremos alcanzar la tan ansiada lucidez para vivir con coherencia?

-Después de tantas experiencias de la humanidad, así como de dolorosos procesos de juicios, censuras, discriminación o ejecuciones, ya es tiempo de sentirnos con el permiso de analizar, hasta de sacar conclusiones propias sin temor, porque pareciera -de lo contrario- que no hemos podido realmente liberarnos del carcelero externo, esa suerte de chivo expiatorio en el que proyectamos al culpable de cada etapa, optando -para facilitar la gestión-  por incorporarlo como parte de nosotros. Hemos perdido en general la capacidad de asombro, cierto disfrute por los hallazgos cotidianos, la sana insensatez de tener una idea, la inescrupulosa osadía de ser artífices de nuestro destino, porque no nos animamos a reconocer que nuestra sangre tiene trayectoria, que hay algo de lo bueno así como de lo  malo que se pasa a través de los genes, pero que también hay una memoria en el alma que inscribe en una suerte de campo inescrutable para la mente, inaccesible para el yo personal, el resultado de las experiencias de tantos patrones de creencias, de esos moldes aptos para repeticiones idénticas, que han estructurado nuestra psicología.
....................................................................(Fragmento del Libro "El Juicio del Alma")









   Encuentros compartiendo la esencia de los temas que atraviesan al humano de hoy, que no quiere más "gurús"  ni maestros fuera de sí mismo en el compromiso de recordar la fuerza que habita en él, más allá de géneros o creencias.










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Grace.





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