No hay quizá...
Del quizá al quiero.
Entre el tal vez, a lo mejor, quizá, quién sabe, es posible y ojalá, se nos van los créditos que nos da la vida para entender el sendero.
Imaginando grandes poderes resulta sencillo compararnos y vernos tan pequeños en materia de talentos para lograr los cambios que necesitamos en nuestra propia existencia diaria, que nada tiene que ver con las grandes transformacional más allá de nosotros.
¿A qué célula de nuestro organismo se le ocurriría ir a intervenir en el cuerpo de otro si aún no pudo sanarse a sí misma?
No importa si mucha gente analiza la vida de los otros a partir de la periferia física, psicológica o emocional que le compete como individuo; porque ese será su aprendizaje: la vida no transcurre fuera de nosotros sino que sucede -precisamente- a través de nosotros.
Es en ese cosmos interior que guarda celosamente nuestro Ser custodiado por la piel, en donde existe el equilibrio y el caos, la fractalidad, la auto-referencia, la religiosidad entre todas las partes, el nacimiento y la muerte, la resurrección de los tejidos, la sinfonía perfecta, la razón y la emoción, la fuerza de la fe y la tremenda capacidad de acabar con los tal vez, para hacer de nuestras tan mentadas infinitas posibilidades una increíble y deslumbrante verdad.
Hay milagros que pueden suceder en el cuerpo y en el alma si como primera medida recordamos un principio fundamental: contamos con una herramienta propia de la humanidad que es el pensamiento.
Un cambio en el modo de pensar cotidiano acerca de nuestro mundo interior (causa de todo lo externo) producirá la creación de actos responsables a la hora de sanar cualquier dificultad que atravesemos, porque sabremos entender que estamos a nuestro cargo así como diferenciar entre el "quizá" y el "sí quiero" una vida mejor.
Su amiga peregrina:
Graciela González
Imaginando grandes poderes resulta sencillo compararnos y vernos tan pequeños en materia de talentos para lograr los cambios que necesitamos en nuestra propia existencia diaria, que nada tiene que ver con las grandes transformacional más allá de nosotros.
¿A qué célula de nuestro organismo se le ocurriría ir a intervenir en el cuerpo de otro si aún no pudo sanarse a sí misma?
No importa si mucha gente analiza la vida de los otros a partir de la periferia física, psicológica o emocional que le compete como individuo; porque ese será su aprendizaje: la vida no transcurre fuera de nosotros sino que sucede -precisamente- a través de nosotros.
Es en ese cosmos interior que guarda celosamente nuestro Ser custodiado por la piel, en donde existe el equilibrio y el caos, la fractalidad, la auto-referencia, la religiosidad entre todas las partes, el nacimiento y la muerte, la resurrección de los tejidos, la sinfonía perfecta, la razón y la emoción, la fuerza de la fe y la tremenda capacidad de acabar con los tal vez, para hacer de nuestras tan mentadas infinitas posibilidades una increíble y deslumbrante verdad.
Hay milagros que pueden suceder en el cuerpo y en el alma si como primera medida recordamos un principio fundamental: contamos con una herramienta propia de la humanidad que es el pensamiento.
Un cambio en el modo de pensar cotidiano acerca de nuestro mundo interior (causa de todo lo externo) producirá la creación de actos responsables a la hora de sanar cualquier dificultad que atravesemos, porque sabremos entender que estamos a nuestro cargo así como diferenciar entre el "quizá" y el "sí quiero" una vida mejor.
Su amiga peregrina:
Graciela González
En Agosto: Obsequio de otro libro electrónico. El número 4 en la red. Estén atentos, ya les informaré.
Temas: Conciencia, despertar, el camino, tiempo, éxito, destino, arte, música, números y más...
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