Cambiar.
Entre mutar y liberar.El sendero del cambio.
En el final de algunas historias está escrito el
principio de ellas, el origen, la causa; porque toda respuesta tuvo antes una
pregunta y porque toda pregunta ya tiene su respuesta.
Si planeas mudarte de casa, de trabajo, de grupo de pertenencia, de pareja, de enfermedad a salud incluso al revés; quizá de ciudad, de creencia y hasta podría tratarse de que transbordes de esta vida, revisa quién o qué es aquello que experimenta tal mudanza; no eres algo fijo sino movimiento constante así como todo cuanto te rodea. Mutas, moviéndote en dirección a un destino, a un sitio de llegada que puede –sin embargo- tomar atajos, errar, prorrogarse y hasta a veces sin razón aparente, volver a conectarte con el pasado.
Pregúntate con responsabilidad: -¿Quién se
muda?, ¿Quién intenta realizar un cambio? Cuestiónate: -¿Acaso se trata de la
misma persona que no aprendió?, ¿Tal vez quien no perdona?, ¿Será quien prefiere
la prisión mental antes que la libertad plena?, ¿Se muda el nuevo Ser?, ¿Se trasladan
las memorias?, ¿Qué o quién se muda, se transforma y va hacia el cambio deseado?
Examinar un hecho siempre involucra a un
analizador con todos los conocimientos o datos que tiene acumulados en su mente
sin que resulte sencillo -más bien poco probable-
discernir tanto como comprender los eventos sin basarse en lo ya conocido, sin
que sean los pensamientos
quienes aparenten resolver la cuestión. El cuerpo físico es a la mente del
humano como un paisaje es a la coordenada de un lugar, resultando en ambos
casos la vestimenta de la energía que los sostiene, por lo que debes reparar en
esto si es que quieres comprender la vida.
Investigar es la acción que conduce a los
hallazgos más inesperados cuando no se concibe como una actividad con pautas sino
como un irresistible, irrenunciable y diverso ondular de la mente en libertad;
instante divino en el que la manifestación de lo que quiere venir hacia nosotros
encuentra las puertas de la conciencia abiertas de par en par.
Hay quienes van en busca de demostraciones, explicaciones
de lo que ya
es, perdiéndose obcecadamente en fórmulas, en
disputas académicas, en
discriminación hacia quienes observan e
incluso desarrollan postulaciones fuera de los paradigmas de la ciencia, sin
darse cuenta aún que aquello que intentan alcanzar por lo general los observa
casi con ternura o compasión. Imagina que quieres demostrar los efectos de los
principios activos de una planta. ¡Ella ya lo sabe pero eres tú quien no conoce
su lenguaje! La investigas, trituras, reproduces, combinas, sintetizas y hasta
ingieres, en tanto la comunidad de la planta sigue allí viéndote buscar lo que
ya es en ella hasta que llega el día en que ella es en ti; expresa su esencia, su información total a
través de ti por lo que en ese instante la planta es también humana gracias a eso
porque le perteneces y es ella quien ha dado un salto en su evolución, no tú.
Quizá también sea el tiempo de la redención
de la mente humana, esclava de su propia ignorancia; vigilada en su celda por
las propias emociones tóxicas, como la violencia, el miedo o la pereza para
optar por una libertad que implica hacerse cargo del propio pensamiento que
todo lo crea, con absoluta responsabilidad.
Es probable que este libro viaje contigo una
y otra vez porque un cambio es una mudanza que ocurre constantemente en cada
uno de nosotros ya que mutamos en todas las formas posibles aun cuando no lo
observamos con atención; lo cierto es que rara vez nos preguntamos quién o qué
es lo que se muda hasta que nos vemos actuando repetidamente en experiencias
que creíamos aprendidas así como trascendidas tal y como si jamás lo hubiésemos
resuelto porque –en definitiva- algo hemos dejado atado en el pasado, sin saberlo,
generando una deuda que deberemos cancelar para redimirnos; para desatar los
nudos de un antiguo entramado de vida.
La luz porta toda la información que
necesitamos para aprender a discernir en forma de lenguajes para todas las
especies, resultando de vital importancia la responsabilidad de una consciencia
atenta así como de pensamientos observados. Cuando la energía plasmada en
cualquiera de las formas conocidas intenta recuperar su equilibrio, llama a un
juicio del alma para quitar de la balanza los excesos que la retienen en un
mismo lugar, incluso en un mismo pensamiento.
El libro es el relato de un extenso diálogo de
los pensamientos, basado en una historia
real que navega entre sueños, observaciones de la Naturaleza, en medio de
aprendizajes obtenidos como resultados del compromiso constante de aprender a
vivir.
Este es un libro para los que no viven en el
pie de página sino para quienes traducen los contenidos a su propio lenguaje
interior; para los que prefieren hacer el esfuerzo de elaborar conclusiones
propias en lugar de justificarse con citas interminables; para quienes intentan
desalojar la propia celda mental, para quienes dudan, para quienes logran
comprender que cada individuo tiene una tremenda tarea que realizar antes de
morir, resolviendo sus memorias del pasado al soltar las ataduras que los
retienen en conductas obsesivas. Cada quien desarrolla una actividad en ese
espacio-tiempo de cada día, sea laboral o profesional, cuidando de su familia,
educando en una escuela, soportando una convalecencia, administrando justicia,
gobernando, cultivando la tierra, desplegando el arte, siendo obrero o
empleado, profesando creencias religiosas, políticas o de cualquier otra índole;
pero en todos los casos es responsable de lo que genera desde ese sitio en el
que se encuentra porque presta su vehículo (por representar su experiencia
humana en cuerpo y alma) para ser testigo de los eventos en el planeta.
A través de estas páginas aparece el
compromiso que me compete como humana que tiene por finalidad desde hace
décadas, oficiar de llamador de pasajeros dormidos; por lo que no pretendo
resolver cuestiones de carácter profesional en ningún de las áreas (para ello
están los especialistas) ni de realizar demostraciones científicas que no me
competen sino –por sobre todas las cosas- continuar investigando en el Ser para
seguir compartiendo el sonido de la palabra –más allá de los oídos físicos- que
oficia de despertador.
Graciela
González
Grace
Introducción al libro "El Juicio del Alma" (C) 2017
Sólo en Venta directa durante Charlas y Encuentros.
Comentarios
Publicar un comentario