Ritmos de la Vida.
Momento de Despertar.
Ir al son del ritmo de la Naturaleza.
Ir al son del ritmo de la Naturaleza.
Y allí vamos...
En un mundo que cada quien define de uno u otro modo según van pasando los años, las experiencias, los múltiples aprendizajes y el despertar del conocimiento interior.
Así vamos todos. Entre oleajes de una marea de emociones que no siempre tienen las causas de todos nuestros males porque antes de que ellas existieran en nosotros, ya habíamos nacido.
Somos la prioridad de nosotros mismos desde la visión menos egoísta que pueda imaginarse, ya que sin atención a esta vida que nos tiene de responsables será poco probable que podamos siquiera intentar asistir a otros en idéntica búsqueda.
La Naturaleza está alborotada, desconcertada por muchos sitios.
A una de mis plantas que florece en primavera le han salido las flores y los frutos a la vez, siendo que por aquí transitamos el otoño. Así estamos nosotros entre confundidos, brotados, con energías exacerbadas y con una sensación de pequeño motor encendido en el plexo solar que agita la digestión, acelera el pulso por momentos, altera el ritmo calmo de la respiración y genera un compás de "multi-algias" en diferentes partes del cuerpo. Es sencillo: los ritmos que cambian, cambian para todo cuanto existe en el planeta y el equilibrio de todos ellos está a nuestro alcance con sólo recordar que de la administración de la armonía interna depende toda la paz exterior.
En tanto vamos con la cadencia de la energía que no intenta consumirse en los deseos, logramos alcanzar la danza perfumada de la razón de nuestra existencia.
Con Amor,
Graciela González (Khristael)
En un mundo que cada quien define de uno u otro modo según van pasando los años, las experiencias, los múltiples aprendizajes y el despertar del conocimiento interior.
Así vamos todos. Entre oleajes de una marea de emociones que no siempre tienen las causas de todos nuestros males porque antes de que ellas existieran en nosotros, ya habíamos nacido.
Somos la prioridad de nosotros mismos desde la visión menos egoísta que pueda imaginarse, ya que sin atención a esta vida que nos tiene de responsables será poco probable que podamos siquiera intentar asistir a otros en idéntica búsqueda.
La Naturaleza está alborotada, desconcertada por muchos sitios.
A una de mis plantas que florece en primavera le han salido las flores y los frutos a la vez, siendo que por aquí transitamos el otoño. Así estamos nosotros entre confundidos, brotados, con energías exacerbadas y con una sensación de pequeño motor encendido en el plexo solar que agita la digestión, acelera el pulso por momentos, altera el ritmo calmo de la respiración y genera un compás de "multi-algias" en diferentes partes del cuerpo. Es sencillo: los ritmos que cambian, cambian para todo cuanto existe en el planeta y el equilibrio de todos ellos está a nuestro alcance con sólo recordar que de la administración de la armonía interna depende toda la paz exterior.
En tanto vamos con la cadencia de la energía que no intenta consumirse en los deseos, logramos alcanzar la danza perfumada de la razón de nuestra existencia.
Con Amor,
Graciela González (Khristael)
PD: Los espero como siempre para compartir escritos, desde allí donde se encuentren, sin otra motivación que conectar a través del sonido de la palabra esa energía pura que a fuerza de gastar suelas de zapatos, alguna que otra neurona, uno y mil desaciertos, muchos grandes hallazgos sumados a una pasión por lo justo y verdadero; han hecho de mi a esta mujer que siente su Alma de Peregrina a flor de piel.
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