El Mundo que percibes.

Percepciones.

I
-¿Para qué estar discutiendo?, ¡Es preferible continuar el camino!
-¿Cómo vamos a seguir andando si todo se ha oscurecido repentinamente?
-¡Allí se detuvo un auto!, ¡Quizá vieron que quedamos a oscuras!, ¡Miren… tiene grandes faroles encendidos!
-No iluminan hacia aquí, si miran bien las luces se dirigen al mar.
-Parecemos cuatro tontos indecisos. Insisto en que deberíamos proseguir. Hemos venido con un propósito y el hecho de quedamos sin luz, indica prudencia en el camino pero no quedarnos aquí, sacando conclusiones que sólo nos detienen.
-Quizá sea conveniente continuar caminando, después de todo la luna quedó oculta por las nubes de la tormenta que se avecina.
-¿Pensaste que era la luna?, ¡Eran los faroles de la ruta que nos guiaban y por alguna razón se apagaron todos a la vez!
-¡Parece que estamos todos muy confundidos!, allí viene el auto que se había detenido frente al mar.
-¡Qué pena! Si nos recoge nos soluciona las dudas y para mí, sigo insistiendo, la luz era de la luna.
-¡Vaya que eres testarudo!, debieras saber a estas alturas que sólo ves una parte de todo lo que acontece. No todo puedes hacerlo con tus ojos; ¿Acaso no escuchaste el insistente silbido?
-¿Silbido? ¿De qué me estás hablando ahora?
-¡El auto! ¡El auto!, ¡Las luces encandilan!
-Estoy cansado, quizá pueden ir ustedes tres, luego los alcanzo.
-¡Como quieras!
Los tres amigos se fueron.
II
De los cuatro asientos, sólo uno quedaba ocupado por él.
El tren ya había llegado a la terminal y el guarda con su linterna trataba de llamarle la atención para que despierte:
-¡Llegamos señor!, sus amigos ya descendieron del tren. Al parecer se ha quedado dormido.
Graciela González (Khristael)
19/4/2013 Vuelto a publicar 9/6/2015
Nota: Cuando estamos soñando nunca sabemos de dónde hemos venido para estar en esa escena, así como tampoco podemos reconocer el momento en que todo termina. En ocasiones descubrimos que estamos soñando al tiempo que nos despertamos y son escasas las ocasiones en las que quizá podamos percibirnos como el soñador que sueña al que está soñando.
La mayor o menor perfección de las imágenes de los sueños soñados en tanto dormimos o las de las largas dormidas mientras en vida estamos soñando, dependen de la percepción con que se observan.


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