Reconociendo la propia Paz.
Reconociendo
¡Amores!
(Para esos días en los que buscas la Paz)
¡Calma!
Siente poco a poco la paz interior.
¡Sonríe! ¡Vamos haz el esfuerzo! Sin motivos... ¡Sonríe!
¡Vuelve a sonreir!
Confía en tu propio ser que en diferentes frecuencias opera en estas circunstancias.
Has creado esta realidad de emociones porque cargas con una memoria pasada de ruptura, de dolor y de sufrimiento.
Ya no necesitas vivenciarlas para limpiarlas, porque ya pasaste esas pruebas.
Ahora no te apures.
No te desesperes.
Abandona la tentación de angustiarte.
Párate sobre tu propia imágen.
Yergue tu columna y si no puedes físicamente, hazlo con la mente.
Eleva y aclara el tono de tu voz; el de tu sonido interno aunque no puedas llevarlo a la superficie.
Inspira profundo.
Medita el instante, observa el detalle.
Pide a tu divinidad interna, a tu "Yo Soy", porque sabes que si pides, se te dará.
Sal del escenario del dolor, lo cual es lisa y llanamente una decisión.
Obsérvalo como si pudieses hacerlo desde lejos; como expectante de las escenas de otros (pero son tus actos).
¡Mírate!
Capaz, inteligente, un ser feliz entristecido por los hechos a la vez que luchando con una situación limitante.
¿Qué batalla podría ganarse allí? ¡Ninguna! Siempre saldrás perdiendo porque el contrincante es el espejo de tu propia percepción de fracaso.
¡Recupera las fuerzas interiores!
¡Nada de prisa!
Reconoce el dolor, la subordinación, la pérdida de fe en ti y en tus posibilidades, el desequilibrio, el desinterés por los propios proyectos.
Reconoce qué es lo que se siente cuando el olvido de ti te deja sin memoria de quién eres.
Reconoce tu vulnerabilidad para hacerte fuerte.
Reconoce que eres aprendiz en la maestría de la vida y que sólo reconociéndolo hoy, mañana serás quien pueda acompañar a otros que intentarán como tú encontrar la Paz en el Corazón.
Esa es la magia de la vida y simplemente...
¡Vívela!
Con Amor,
Graciela G. Khristael.
www.facebook.com/oasisdelalmakhristael
(Para esos días en los que buscas la Paz)
¡Calma!
Siente poco a poco la paz interior.
¡Sonríe! ¡Vamos haz el esfuerzo! Sin motivos... ¡Sonríe!
¡Vuelve a sonreir!
Confía en tu propio ser que en diferentes frecuencias opera en estas circunstancias.
Has creado esta realidad de emociones porque cargas con una memoria pasada de ruptura, de dolor y de sufrimiento.
Ya no necesitas vivenciarlas para limpiarlas, porque ya pasaste esas pruebas.
Ahora no te apures.
No te desesperes.
Abandona la tentación de angustiarte.
Párate sobre tu propia imágen.
Yergue tu columna y si no puedes físicamente, hazlo con la mente.
Eleva y aclara el tono de tu voz; el de tu sonido interno aunque no puedas llevarlo a la superficie.
Inspira profundo.
Medita el instante, observa el detalle.
Pide a tu divinidad interna, a tu "Yo Soy", porque sabes que si pides, se te dará.
Sal del escenario del dolor, lo cual es lisa y llanamente una decisión.
Obsérvalo como si pudieses hacerlo desde lejos; como expectante de las escenas de otros (pero son tus actos).
¡Mírate!
Capaz, inteligente, un ser feliz entristecido por los hechos a la vez que luchando con una situación limitante.
¿Qué batalla podría ganarse allí? ¡Ninguna! Siempre saldrás perdiendo porque el contrincante es el espejo de tu propia percepción de fracaso.
¡Recupera las fuerzas interiores!
¡Nada de prisa!
Reconoce el dolor, la subordinación, la pérdida de fe en ti y en tus posibilidades, el desequilibrio, el desinterés por los propios proyectos.
Reconoce qué es lo que se siente cuando el olvido de ti te deja sin memoria de quién eres.
Reconoce tu vulnerabilidad para hacerte fuerte.
Reconoce que eres aprendiz en la maestría de la vida y que sólo reconociéndolo hoy, mañana serás quien pueda acompañar a otros que intentarán como tú encontrar la Paz en el Corazón.
Esa es la magia de la vida y simplemente...
¡Vívela!
Con Amor,
Graciela G. Khristael.
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