Merecimiento

¡Amores!

     Puedo reconocer claramente en mí, tanto la incertidumbre que produce la duda como la plena convicción que otorga la fe.
Puedo deducir con un fesco y renovado entendimiento, que no se equivoca mi Alma cuando analiza el contexto en el que mi Ser se desenvuelve porque -a pesar de la insistencia- sé que somos el producto de lo que vamos creando cada día.
Puedo elaborar una síntesis de lo que sentimos como humanidad, no por ser una especialista en ciencias formales sino, sencillamente, porque soy el microcosmos de la totalidad así como lo es cada uno de ustedes, aunque de ello no tengamos consciencia permanente.
Puedo hacer un cambio en mí cuando hago un balance sincero, profundo (es decir encaminado hacia los recónditos archivos del pasado) y bien dispuesta a retomar el viaje del carro del triunfo que conduce al único lugar posible que no es otro que el del origen de la Consciencia Divina.
Puedo darme cuenta, porque tengo una vida cotidiana que me ilustra a cada instante, que en modo alguno es sencillo superar los propios miedos que se alimentan incluso de otros temores sembrados por otros que también temen.
Puedo seguir encontrando en la Naturaleza las respuestas que ella derrama a toda pregunta y sin pedido de intercambio alguno.
Puedo encontrar en un libro, en la palabra de alguien al pasar, en las memorias Crísticas así como en el sinceramiento de mi corazón, la certeza de que siempre somos asistidos de un modo ú otro por la Sabiduría que acude en respuesta a nuestros pesares, cuando la mejor parte de nosotros mismos se despliega en busca del contacto con la Luz.
Puedo compartirles este Salmo 121, que de algún modo (sin dogma ni condicionamiento alguno) puede aliviar algún Alma en el día de hoy.
"Levanto mis ojos a los montes:
-¿De dónde vendrá mi auxilio?
Mi auxilio viene de Dios,
que hizo el Cielo y la Tierra.
No dejará que tu pie vacile,
no ha de dormirse tu guardián;
no, no duerme ni dormita
el guardián de su Pueblo.
Dios es tu guardián,
Dios tu abrigo a tu derecha;
no te herirá de día el sol,
ni de noche la luna.
Dios te guardará de todo mal,
El guardará tu vida;
guardará tus idas y venidas
desde ahora y por siempre".
Con Amor y debido respeto,
Graciela Khristael

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