Tiempo, Astros y Números

 

     Tiempo, Números y Astros

      Por Graciela González

      Psiconumerosofía ®

 

Antes de la forma son los ingredientes y me consta.

Y ahora, al tema que nos convoca:

Según percibimos nuestra realidad individual, es como asimilamos las sensaciones. 

Vemos el Sol desde nuestros lugares y podemos atribuirle una distancia que no va más allá de la copa de un árbol, el techo de una casa, la cima de una montaña o la terraza de un edificio. Sin embargo, cuando dejamos de lado nuestra libertad cognitiva, aceptamos los paradigmas de distancias medidas aun en millones de años.

¿Cuál es la verdad y de qué se trataría tal certeza?

Pensemos en un triángulo como forma triangular pero que no existe como tal, sino que es en sí mismo y que requiere del número para manifestarse.

¿Por qué?

Porque es la esencia primera de todas las cosas; codificando cada complejidad en el espacio al que hemos necesitado delimitar en una creación del pensamiento como es el tiempo; ya que nuestro modo de racionalizar todo lo que es inaccesible para la comprensión limitada de nuestra mente y desplegamos un sistema de medida inexorable que porta la ley de los finales cuando, en verdad, el espacio no culmina con nuestra percepción.

Acaso se suceden análisis sobre disciplinas como la Astrología, basados en conocimientos limitados de la propia psicología humana que aún no puede asomarse a la idea del desapego a la noción de tiempo.

La Astrología es anterior a las interpretaciones que se le fueron dando, porque llega a los habitantes de la Tierra como un sistema de información ordenada que ubica el Espacio-Tierra en las coordenadas del Espacio-Espacio con un propósito que quizá dista y mucho de la psicología personal.

Las divisiones dogmáticas establecidas y renovadas temporalmente en el marco de un mismo espacio (todo el que abarca la superficie de la Tierra); son parte de una realidad innegable que dan cuerpo a la Historia.

No obstante, las divisiones psicológicas individuales, surgen de los datos acumulados en forma de memorias y puede subsanarse en la medida en que aprendamos a realizar el doble viaje que implica la relación tiempo-eventos, como paradigma humano y común a la psicología colectiva versus la libertad de la mente que trasciende el tiempo y conecta con el espacio.

¿Qué papel juega aquí la noción de lo predictivo, el destino, el determinismo y en definitiva la causa y consecuencia de todos los sucesos?

Dado que simplificar puede reducir criterios a verdades nulas, apelo a una síntesis que remite a las velocidades y al sonido.

Entre el inicio de un recorrido hacia cualquier sitio, incluyendo el comienzo de la vida biológica con dirección a la muerte de similar rasgo; subyace un ritmo que implica velocidad, ya que puede llegarse a todo propósito en más o menos tiempo (como medida del espacio a recorrer) dependiendo de ella. Y es la Luz, trasladada de evento en evento, la que transporta toda la información (color, vibración, frecuencia) a través del sonido que –por inaudible- se traduce en símbolos con los que se crean realidades perceptibles como la palabra, la música y todo tipo de creación.

Los Astros (Planetas, Estrellas y en general expresiones matemáticas del Cosmos), conforman esa matriz inteligente que no opera, ni decide ni modifica nada de lo que no forme parte del entramado universal. Por eso cada individuo cuenta con la libertad de discernir o de elegir, con cada decisión.

En tanto sólo podemos observar desde nuestra memoria de datos aprendidos, toda duración es un misterio insondable, excepto cuando la distancia perceptiva respecto de quien observa y el suceso, es facilitadora de la traducción de los hechos para lo que es necesario un lenguaje anterior, principio y causa, como son los Números, que encuentran en el Arte Astrológico aquella tecnología capaz de guiar los devenires de los trayectos hacia la emancipación de la Conciencia.

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Buenos Aires, 1° de agosto de 2021

 

 

 

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